Tercera parte del artículo del número 38 de la revista de la Cofradía de Sta. María de Roncesvalles, dedicado a Imizcoz.
Otra fuente importante para conocer la historia menuda de un pueblo son los documentos conservados en los Archivos: con lo pequeño que es Imízcoz, en el Archivo Diocesano se guardan documentos que suman unas 2.200 páginas.
He aquí un procedimiento para nombrar abad (párroco) de Imízcoz el año 1616, hace cerca de 400 años: era abad de Arrieta e Imízcoz Don Joan de Arrieta, y estaba tan viejo e impedido que los últimos años le tuvo que ayudar Don Sancho de Imízcoz, abad de Urdíroz. Don Joan de Arrieta se murió el dia de Reyes de 1616.
El derecho de nombrar sucesor competía a los vecinos concejantes de Imízcoz; el dia 14 de enero los cuatro amos se dirigieron a Arrieta: eran Martín Garde, dueño de Casa Ajaritegui, Joanes de Sanchotena, amo de Sanchotena, Miguel de Yriarte, dueño de Yriartea, y Martín de Yriarte, dueño del Palacio.
Ante el escribano Real y dos testigos, los cuatro por unanimidad, nombraron abad de su parroquia a Don Sancho de Imízcoz, natural del mismo pueblo, que era abad de Urdíroz. Ninguno de los cuatro sabía firmar.
Don Sancho vio la oportunidad de ser párroco de su pueblo nativo y al mismo tiempo conservar la parroquia de Urdíroz y lo solicitó así al Obispado, argumentando que las dos parroquias eran pobres para tener cada una su cura, y estaban contiguas y cercanas. El Fiscal del obispado impugnó la petición de Don Sancho diciendo que ambas iglesias eran pingües (ricas) y había un río entre las dos, que dificultaba el servicio.
Los tres vecinos de Urdíroz salieron a la causa favoreciendo a Don Sancho, que consiguió las dos parroquias; las sirvió fielmente durante 35 años.